Mal dia para buscar

15 de septiembre de 2011

Grindr, Blendr y el final de la seducción.

Definitivamente ya no es necesario que te pongas guapa (o aceptablemente prieta) para conseguir que un mozalbete te haga caso. Ni siquiera frecuentar bares de reputación marcada para dejar clara tu determinación de no querer dormir sola esa noche. No tienes que hacer esfuerzos por vivir en el universo swinger, empezar a marcar números de tu agenda o ni siquiera tienes que esperar a que te inviten a la proxima boda para comerte un buen rabo. Todo eso va pasando a la historia con la evolución tecnológica, esa misma que va escondida en tu pequeño bolso. En nuestro caso no tenemos que pasarnos el día poniendo ojitos o pareciendo retrosexuales, que es lo que está de moda. No tenemos que pasar a recogerla por casa o tener que ir a ver alguna película que odiemos. No tenemos que soportar seis negativas para una afirmación que se termina convirtiendo en un beso de buenas noches "y ya veremos mañana". No es necesario ser educado o ir al baño a googlear sobre eso que dice que le gusta para, al volver, sonreir dando datos que la agraden y puedan, a base de adulaciones, meterla debajo de nuestro nórdico

Dado el éxito que GRINDR ha tenido dentro del, supuestamente, promiscuo y exagerado mundo gay, con la aplicación BLENDR intentan repetir jugada para el mundo hetero.

¿En qué consiste?. Básicamente te incorporas a la aplicación, pones una foto, dices lo que quieres y el GPS de tu smartphone te avisa de quienes están cerca (rabo ardiente a 20m, en la próxima rotonda) y haces que su teléfono vibre para que sepa que estás en disposición de pasar por el baño a hacer aguas acompañado.

Así de sencillo. No tienes que saber si le gusta la música, el arte o los canelones carbonara. Es un polvo, es fácil y es rápido. Después puedes, sin ningún problema y absolutamente ninguna carga moral o ética, seguir de fiesta con tu gente como si nada hubiera pasado. No hace falta trabajarse ningún perfil y probablemente no es necesario ni siquiera ser persona. Con tener genitales es suficiente.

Obviamente los creadores de ambas aplicaciones insisten en que su utilidad es para encontrar personas con los mismos intereses cerca de ti, pero la verdad es que es la típica aplicación para echar un polvo que, por lo que me cuentan, casi nunca te deja sin oportunidades

Al final del cuento parece que hay dos cosas que son imposibles: (a) llegar a casa sin echar un polvo y (b) encontrar a alguien con quien poder compartir cosas importantes aparte de los fluídos.

El mundo de la seducción se muere a base de smartphones, tarifas de datos, litros de lubricación y una ética sexual indigna.

A mi, personalmente, me parecen sacos de carne avisándote desde la pantalla del teléfono. Una mierda, hablando en plata. (Aunque supongo que alguno o alguna, cansado de tanto borracho impertinente y tantos fracasos a las espaldas, prefiere no pagar por sexo esporádico)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo desde hace bastante tiempo pero hasta hoy no te había dejado ni unas líneas.

Me ha encantado este post, creo que resume bastante bien lo que es nuestra realidad. Una progresiva deshumanización de las relaciones sociales (amistad, amor, sexo...) causada, en parte, por las nuevas tecnologías. Creo que la foto de los japoneses en el metro capta esta esencia...

Siendo contrario a la prostitución, al menos en un plano teórico, no se que me parece más triste, el tener que pagar por el contacto humano o reducirlo a una mera aplicación para Iphone o Android... joder no concibo esa frialdad para con las relaciones sexuales.

Un abrazo!

pesimistas existenciales dijo...

si lo que hay en tus palabras (aparte del halago incial que, obviamente, me agrada) una pregunta sobre la prostitucion... es más lícito pagar (y recibir dinero) que arrastrar tu soledad de cama en cama. El sexo es una actividad. El amor (como intercambio, apoyo...) es lo complicado y por eso se va muriendo poco a poco. Nadie dice, ufano, "me enamore 3 veces". Te dice: "me folle a 4".